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Cenicientos. La Peste en la Provincia Toledo a fines del XVI


Una ciudad frente a la peste:
Toledo a fines del XVI
Julián MONTEMAYOR
(Casa de Velázquez)






La peste y sus retornos periódicos hacen parte de la vida e historia
normal de las ciudades del siglo xvi. Este enfrentamiento regular del
organismo urbano con la enfermedad, planteé el problema de las medidas
a tomar. Es así que progresivamente se elaboraron una serie
de medidas y actitudes de lucha contra la epidemia. En Toledo, en
1506> la peste acosa fuertemente la ciudad, sin embargo, en 1597-
1602, cuando la máxima epidemia del siglo xvi, el corregidor de Toledo
puede declarar el 25 de abril de 1599 «Toledo a nuestro Señor
Las Gracias está sana, algunas pintas ha habido los mas se an librado.
. . »
Este escrito, sorprendente, si se compara con lo que pasa en otras
ciudades> como Córdoba 2, constituye por sí mismo una fuente de
interrogaciones a las cuales vamos a intentar contestar aquí> gracias
a la documentación del Archivo del Ayuntamiento de Toledo. Aparte
de los libros de Actas hemos tenido otras fuentes adicionales; cartas
y sobre todo el registro de deliberaciones de la comisión de la salud
durante la peste de fin de siglo. Este último nos ha permitido acercarnos
con más precisión a la acción municipal frente a la catastrófica
epidemia.
Situada en el centro de la red de comunicaciones de la Península,
cabe destacar de antemano que la situación toledana es excepcional.
El Repertorio de Caminos de Villuga es bastante claro al respecto.
A pesar del traslado de la capitalidad a Madrid después de 1561, la
proximidad de la Corte hacía que Toledo siguiera bien conectada
con los itinerarios de propagación de las noticias.
Varias fuentes proporcionaban información. En primer lugar el
número importante de mercaderes toledanos con relaciones en casi
todos los puntos del reino, permitía tener noticias de lo que sucedía.
Las relaciones de los jurados> y también de algún que otro regidor
con estos medios> hacían posible el paso de la información al Ayuntamiento.
La tupida red de las relaciones sociales de los miembros
de la oligarquía municipal venía a completar esta primera fuente de
informaciones. Es así que cl 17 de mayo de 1598> Diego de Ataola, secretario
de la Chancillería de Granada, de la sala de hijosdalgos, viene
a informar del estado de la salud al este de Toledo.
El Ayuntamiento podía> igualmente, tener acceso a la información
oficial gracias a los dos agentes que mantenía de manera permanente
en la Corte. A fines del siglo XVI alguien> como Juan Velluga de Moncada,
arbitrista en sus horas libres, se encargaba, por sus contactos
diarios con los secretarios reales o con los miembros de los Consejos>
de conseguir información sobre la extensión de la epidemia, así como
licencias para permitir a la imperial ciudad guardarse mejor. De este
modo un movimiento continuo de correos mantenía la ciudad en contacto
con el centro nervioso de la monarquía. Es así que las tablillas
que se ponen en las puertas de Toledo en 1598 son una copia de las
que se ponen en la Puerta de Segovia de Madrid, el 18 de mayo
de 1598~.
Por fin> cuando la enfermedad se acerca a pocas leguas de la ciudad>
Toledo manda sus informadores. El 2 de febrero de 1598> el regidor
Diego González de Herrera> va a Yepes para informarse secretamente de
dos personas conocidas> después va a Ocaña. El 13 de marzo, Hernando
Hurtado es enviado a Alcoba y a Villaharta, con órdenes precisas
«saver que enfermedad ay y quantos días dura y si mueren la mayor
parte de los enfermos y que accidentes y si son acongojosos y con
granitos y (que) color tienen los granitos y saber si ay otros lugares
mas datos donde sentienda que enfermedad y que personas an muerto
dos meses a esta parte. La qual dicha información han de hazer de
secreto ynformandose de algunos medicos de la comarca especialmente
de Ontanarejo, de Arroba donde ay medico y traer relación de todo
ello del dicho medico escrita de su mano». De este modo> como lo
vemos, la ciudad esperaba una serie de noticias pormenorizadas. En el
mes de junio las misiones de información siguen y el regidor Francisco
de Torres va a Escalonilla, a Burujón, para saber sobre la Puebla y a
Torrijos. Por su parte, Franscisco Ruiz de los Arcos visita Almorox, Pe-
Archivo Municipal de Toledo, libro de Salud (en adelante> AMT, 5), 18-5-
1598.
Una ciudad frente a la peste: Toledo a finales del XVI 1115
layos y San Martín de Valdeiglesias. Todos escriben con regularidad
al Ayuntamiento, indicando con muchos detalles su actuación para
conseguir una visión completa y certera de la situación.
Estas misiones de inspección son también cumplidas por los médicos
como Diego Anes de Mudarra, que visita el Molinillo. En muchos
casos los curas son testigos privilegiados a los cuales recurren los
emisarios toledanos.
¿Cuáles eran los resultados de este sistema informativo? El Libro
de la Salud de 1599 nos permite apreciar cómo la ciudad ve el desarrollo
de una epidemia.
A principios de 1598 la atención se centra sobre los puertos de
Laredo y San Sebastián.
El 16 de febrero se prohibe la entrada de Laredo> Santander, Cabezón.
El 23 de febrero de 1598 se sospecha de Yepes y Ocaña (testimonio
de Francisco de la Palma).
El 27 de febrero de 1598, 14 muertos en Yepes (misión a Yepes de
Diego Sánchez de Herrera).
El 13 de marzo de 1598: se añaden La Porcuna y Villaharta.
El 17 de mayo de 1598: La Puebla de Montalbán.
El 22 de junio de 1598: entrevista con gcnte de La Puebla de Montalbán.
Declaran 800 muertos en edad de comulgar> más 900 niños
y niñas, siendo la cantidad de personas adultas, según las matrículas,
oscilante entre 12.000 y 13.000.
El 24 de junio de 1598: el informe de Francisco Ruiz de los Arcos
levanta las sospechas sobre San Martín de Valdeiglesias.
El 7 de julio se publica una lista completa:
La villa de Santander y su barrio de fuera, Mogro, el valle de Camargo>
Puente Solía> Castro Urdiales, La Muñeca junto a Balmaseda,
Mioño, Samano, Obregón, Otañeza, Ambrosero> Herbosa, Cillero de
Bezana, Valdelateja, Rocamundo> Olleros en Valderredible, San Miguel
de Luena y San Andrés en el valle de Luena y Allendelagua, Cudón,
Cuchia, Cianca> Guarnizo, Cueto, Maliaño, Las Ventas del Caballar,
Cayón, Pero Bayón, Valle Descusa> Sobarzo, Liencres> Cilleruelo,
Consillo, Añozos, Boo, Mortera> Carusa, Los Cordoneros, Fresco de
Bariuso, Ribero, Escobedo, San Román de la Llanilla, Oruña, La Puente
de Arce, Liaño, Villanueba, Calahorra, «una legua del río Pisuerga», el
Valle de Aguayo, Hazas, Rasines, Miengo, Pricaves, Ojivar, Arenillas
de Huerta> jurisdicción de Saldaña, Cogollos, Melgar de Fernamental,
Padilla de Abajo, Aresinas del río Pisuerga, valle de Toranzo, Revilla
del Campo, El Pasaje, Bermeo, Eguersaca, Laredo, Colindres, Rentena,
Lequeitio, Pasilla de Arriba> Villasandino, Santa María de Arinúñez>
Ciérvana, San Salvador del Valle, Monco> La Mata, cerca de
Medina de Pomar, Villayzán, Villasidro, Villanueva de Odia, Tapia>
1116 Julián Monteinayor
Oñate, Solao, El Vellón> Cordobilla, Escalada, Arenillas> Aguilar de
Campóo y su tierra, Betanzos, La Coruña. El 30 de julio se añaden a
]a lista La Puebla de Montalbán, Navalcarnero, Robledo de Chavela,
Tordelaguna, Jódar y el Cortillo de Belmes en Santa Lucía. La primera
lista recoge las informaciones procedentes de Madrid> en ella aparecen
claramente las zonas contagiadas; costa Cantábrica con la Montaña,
el País Vasco y dos puntos de Galicia y Castilla la Vieja & wn
Burgos y Palencia. Los pueblos añadidos en la segunda lista corresponden
más a observaciones locales.
El 12 de noviembre se manda un regidor> Gaspar Suárez Franco,
a visitar La Puebla para ver si está sana y se puede abrir de nuevo
la entrada. Sin escrito en la ¿omisión del 23.
El 19, Casarrubios se añade a la lista (sin mucha razón, así que el
4 de enero de 1599 se autoriza de nuevo la entrada).
El 27 de noviembre llegan cartas de Lisboa: se prohibe la entrada
de Lisboa y de Bilbao.
El 3 de mano: se prohíbe la entrada de todo gallego, portugués>
pobre> asturiano, así como de los lugares de la Higuerta, Pelahustán,
Valmojado, Casarrubios de nuevo y tierra de Guadalajara.
El 1 de abril se recibe el informe de un médico que ha ido a visitar
el Molinillo.
El 16 de mayo el doctor Valle da nuevas noticias de Lominchar:
14 muertos en un semana de secas y carbuncos. El lugar pide ayuda
a la ciudad.
El 27 de sabe que Maqueda y Segovia están contagiados y que esta
ciudad ha alzado la feria.
El 29 el corregidor llama a más vigilencia y menciona el caso de
Fuensalida.
El 4 de junio Talavera, El Bravo y la tierra de Escalona son añadidos
a la lista.
El 6 de junio se manda un médico a Burguillos donde se ha declarado
una enfermedad contagiosa.
El 17, Escalona, Borox, Va]lecas> Getafe y Burgillos pasan a la
lista. En el día siguiente se sabe que los enfermos de secas de Burguillos,
a nueve kilómetros de Toledo, son ya más de 30.
El 19> de El Casar y la Torre de Esteban Hambrán, tampoco se
puede entrar en la ciudad.
El 17 de Julio, una nueva tablilla, esta vez impresa> se publica.
Recoge la mayoría de los pueblos de la lista del año anterior, los citados
y después añade: Oviedo> Portugalete de Portugal, Estella de Navarra>
Ayllón> Aranda de Duero> el Pedruco del condado de Treviño,
Quintanilla de Sangarcía, Coimbra, Monasterio de Rodilla> Gutierre
Muñoz> Zuratán, Medina de Pomar, Mena> Sevilla. En una última fase
se ponen a la mano los sitios siguientes: Tembleque, Alcalá de HeUna
ciudad frente a la peste: Toledo a finales del XVI 1117
nares, Hita, Trixueque, Cedón, Vitoria, Cabañas, Cadalso> Méntrida,
El Prado, Guimaraes, Oporto, Santarem, Portillo junto a Fuensalida,
Zapateros, Palomeque, Almansa, Cenicientos, Novés> Ontiveros, Brunete,
Valdemorillo, Guadarrama, San Silvestre> Torija, Mondéjar, Pastrana,
Fuentecaños, Villalón de Campos, Ocaña, Valladolid, Gelves,
Badajoz, Alonso Buhero, Torre> el Almendral, Lobón, Montijo.
La extensión que ha cogido la epidemia es considerable, tanto en
Castilla la Vieja> en la sierra de Guadarrama, como en Portugal.
El 28 de agosto, la enfermedad empieza a perder terreno; se abre
la entrada del vino de Burgillos y las medidas de seguridad se suavizan.
Sin embargo> 23 de octubre se prohibe recibir cartas de Játiva.
El 12 de mayo de 1600 vuelve la alarma y sigue en el mes de agosto
«... por las enfermedades que ay (...) en el reino de Valencia> como en
el de Granada> Andaluzía y otras partes». El 16 se precisa que Játiva,
Onteniente y Alcoy están tocadas.
Por fin> en 1601, el 30 de abril, se insiste sobre guardarse de Sevilla,
y el 7 de mayo se habla también de Sanlúcar y Santa María. En fin,
en mayo se prohibe la entrada de gente en Jerez, Marchena, Coria,
Gudalcázar, Alcázar de Guadaira, Carmena, Ecija, el Arahal, Osuna,
los lugares del Ajarafe> Morón, Millares, la Campana> Fuentes, Osuna,
Bujalance.
En 1602> Andalucía sigue atacada con Jaén, Ecija, Córdoba y su
campiña, y Granada (10 de abril de 1602).
Como se ha podido ver, en estos años la peste ha tocado todas las
partes con las cuales Toledo estaba en comunicación por su comercio.
Se ha podido constatar también cómo día a día la evolución de la situación
se conocía en la Imperial Ciudad. Tenemos ahora que examinas
como frente a eso y en el interior, el Ayuntamiento ha actuado
a lo largo de los años de peste.
El Ayuntamiento es el animador de la lucha contra la peste y toma
las primeras medidas. Tras haber recibido informaciones suficienteá
del peligro que acecha, designa una comisión. Esta Comisión de la
Salud reúne varios jurados y regidores bajo la presidencia X¿íécirregidor.
Ella toma las decisiones y salvo caso excepcional el Ayuntamiento
en pleno no discute más del problema de la epidemia. Los
comisarios reciben las informaciones y peticiones. Ellos las despachan
y deciden acerca de las licencias que se les piden. El control del
Ayuntamiento en pleno se ejerce e posteriori. Este se centra, sobre
todo, en los aspectos financieros de la acción. Por eso vemos en 1599
que es un regidor especilizado, Juan de Herrera> quien tenía a su cargo
los medios económicos de la lucha contra la enfermedad.
Las medidas importantes que adopta la comisión son después redactadas
en forma de pregón y presentadas al Ayuntamiento para
que dé su sanción y las haga úblicas.
1118 Julián Montemayor
La acción de las autoridades municipales de Toledo se orienta hacia
dos direcciones. Frente al exterior tiende a un aislamiento de la ciudad
con las zonas y personas contadas. Frente al interior, se trata de
impedir «la infición del aire» y el inicio de la enfermedad por causas
alimentarias. Esta política se encuentra testimoniada durante cada
alerta epidémica del siglo xvi. Aquí también el registro de la Comisión
de la Salud nos permite seguir con bastante precisión los mecanismos
empleados.
Es así que la primera decisión que se toma el 2 de febrero de 1598
es guardar la ciudad «de los puertos de Laredo y San Sebastián U - -) y
de los lugares que se dice no están sanos y que para la dicha guardia
comienzen a asistir en ellos los señores regidores y jurados desta Ciudad
». Para este efecto se hace la lista de todos los miembros del
Ayuntamiento y se establecen turnos para las guardias a los diferentes
puertos t Estas medidas de guardia selectivas se completan a medida
que el peligro va creciendo, por lo que el 31 de mayo de 1598 las disposiciones
se complementan:
— Sc hace una visita a los muros de la ciudad para cerrar los
portillos y otros puntos de pasaje.
— Se contemplaba la posibilidad de cerrar el arrabal de las Covachuelas
«para questen guardados».
Por otra parte, se constituye un cordón sanitario alrededor de
Toledo:
— Se ponen dos guardias a Lázaro Buey y se da facultad al corregidor
para señalar otros lugares. Se decide señalar «una benta
de Lázaro Buey adelante a donde aya un zepo e suelos e cadenas
para que sirva dc carzel donde sean llebados e puestos
los que binieren de partes sospechosas’>.
— Igualmente se impide el paso del Tajo barrenando las barcas
que «ay a la rredonda de Toledo».
Todo esto se acompaña de un sistema de pases y de certificados
para entrar y salir de la ciudad. Aunque sean personas conocidas se
necesita un testimonio de procedencia de lugar sano para entrar en la
ciudad. Para salir se recibe una señal que hay que devolver para poder
entrar de nuevo. Los únicos excluidos de estas disposiciones son los
pobres, que no pueden entrar «aunque traigan testimonio’>.
De este modo se tiende a construir un aislamiento dc Toledo con
las partes contagiadas del exterior. Para los toledanos viniendo desde
4 lbidem, 2-2-1598.
Una ciudad frente a la peste: Toledo a finales del XVI 1119
fuera se necesitaban disposiciones derogatorias. Por lo tanto, al mismo
momento se ordena una visita de los cigarrales y de las ventas
circundantes de la ciudad. Así se verifica que no sirven de refugio a
gente susceptible de estar contaminada. Por otra parte> se escogen
también varios cigarrales para acoger a los que esperaban su entrada
en la ciudad. El tiempo de observación es de más de 21 días> como
lo expresa Juan de Villegas> que pide la entrada después de haber ido
a curar los enfermos de Nominchal ~. Se le quita la ropa que trae la
gente así detenida y se le da otra nueva para entrar en la ciudad> naturalmente
después de un reconocimiento médico. Lo que se aplicaba
a los hombres tocaba> claro está> también a las mercancías que podían
entrar en la ciudad. Una de las primeras medidas en defensa, cuando
se tiene sospecha de Yepes y Ocaña> es la prohibición de entrada de

incluso las mercancías en tránsito no se pueden detener en la ciudad:
un Éenovés, Bonfante, tiene que pedir un permiso especial para
hacer alto ~.
De toda la clase de géneros que Toledo no quiere recibir> las telas
son objeto de una atención especial. En efecto, a más de ser un centro
de producción textil de gran importancia> la Imperial Ciudad
jugaba también un papel de redistribuidora de telas y paños de toda
clase. Por lo tanto> el control de tan importante actividad se imponía.
Además> como lo constatamos por el informe del médico Diego Anes
de Mudarra, se pensaba que uno de los «seminarios» de enfermedad
residía en los vestidos y las telas ~. De este modo> cuando la peste
toca La Puebla de Montalbán se insiste sobre la prohibición del comercio
de telas con ella. Cuando la situación vuelve a ser normal, se
hace una visita de las casas de la villa por enviados de Toledo acompañados
por el corregidor y un cirujano. Se cuida particularmente de
las casas de los laborantes verificando que en los telares están jerguillas
«recién puestas», tomando juramento de que no tienen «ropa
vieja» y que los materiales han sido traídos recientemente t
Se tenía también cuidado de que ninguna ropa vieja entre. El
comercio de viejas prendas> bastante próspero, dado el elevado número
de gentes sin grandes recursos económicos> como braceros> trabajadores
del campo, etc., levantaban muchas sospechas. El 25 de
Ibidem> 27-7-1602; AMT, Cartas> 1594, carta del 4-9-1599.
~ Ihidem, 2-2-1599.
7 AMI, Cartas, 1594.
8 Cf el doc. 1. Además, el 23-4-1594, el doctor Valle declara que Nominchal
«de traer cierta ropa de fuera se les ha pegado a todos los que se las vistieron’>
9 AMI, 8, 12-11-1598. -
1120 Julián Montemayor --
junio de 1599 se prohibe la entrada de la ropa vieja> principalmente
de cama.
Esta orden es la consecuencia de la presencia de mercaderes a
San Lázaro. Para más seguridad, cinco días después se mandan guardias
a caballo para la venta de Santa Ana a ver «que ropa se lleva en
la riachuela, quién lo lava y sí se comunican con gente de Burguillos»,
a la sazón infestado.
Al fin hay que señalar que esta búsqueda de aislamiento se aplica
también a zonas muy cercanas a la ciudad. De tal modo se imponen
restricciones de entrada a los labradores de Fuensalida, que trabajan
la dehesa de Portusa junto con los de Toledo: sólo uno que designan
puede entrar en la ciudad. Pero lo más significativo es la actitud de
gran desconfianza con la «gente de los cigarrales y barrio o arrabal
de las Cobachuelas, que era todo de moriscos y gente que ordinariamente
habían tenido trato en la dicha Puebla. Y ansi no habra seguridad
con ellos y podrían como viven en el campo recibir ropa y gente
y meterlo fácilmente en la ciudad» 10 Por lo tanto, se cierra muchas
veces la Puerta Nueva que da acceso a esos arrabales.
El aislamiento no es la sola medida que toma el Ayuntamiento.
Se trata también de impedir el nacimiento y el desarrollo de la epidemia
dentro de la ciudad.
Una de las primeras medidas consiste en la expulsión de la parte
sospechosa de la populación. Se trata, en primer lugar, de los pobres.
Cuando la peste está a las puertas de la ciudad se decide establecer
la lista de los de Toledo y mandar salir a los numerosos otros que
habían venido de afuera. Por este medio se trataba también de aliviar
el alhóndiga sometido por aquel entonces a dura prueba.
Del mismo modo se manda un regidor a los lavadores de lana para
que los capataces juren «cuantos hombres traen y esiban el libro de
sus jornales». Esto se completa con una visita de los hombres para
que se paguen a los que son de «lugares sospechosos’> y se les ordene
salir de la jurisdicción ~‘. Se atiende también a otros posibles focos
de enfermedad: las cárceles. Primero se visita la cárcel real, especialmente
a los pobres detenidos y se da de uno a cuatro reales de
limosna a los pobres verdaderos. Se pretende así, que, por una mejor
alimentación, se prevenga la enfermedad. No obstante, poco tiempo
después, aparece un detenido con secas y se decide liberar los presos
por deudas «que se den en fiado» ‘~. Esta medida, si vacía parcialmente
la cárcel de sus numeroros ocupantes, no consigue pleno
éxito. En efecto, Toledo era el punto de concentración de todos los
galeotes procedentes de Galicia> y de las dos Castillas> antes de irse
0 Ibidem, 7-7-1598> intervención de Juan Vellega de Moncada.
~‘ Ibidem, 441599.
12 Jbidem, 30-6-1599 y 9-7-1599.
esto no parece tener resultado y se plantea la posibilidad de
sacar los galeotes fuera de la ciudad. El 18 de agosto de 1599 por
fin se decide que «atento que en la cárcel hay poca salud se cumpla
lo proveido y que se saquen al castillo de San Zerbantes los galeotes.
Y que den 600 reales que dio el. limo> para esta limosna, entren en
poder de Francisco de la Palma. Y tenya cuidado de los proveer y socorrer
de lo necesario medicinas que hubiere menester». El 5 de diciembre
de 1599 se insiste sobre la «necesidad grande que hubo de
sacar a los dichos galeotes de la cárcel (..) pa que no pereciesen
todos».
Para que la peste no brote en Toledo el Ayuntamiento cuida también
la alimentación pública. Una buena y abundante comida estaba
considerada en efecto como remedio contra la epidemia. Para este
propósito el alhóndiga desempeña un papel fundamental permitiendo
asegurar una ración de pan a un precio asequible. Esto suponía
una empresa difícil, dado la importante población de la ciudad. Las
dificultades eran aún mayores en tiempo de epidemia. Esto se hizo
patente el 9 de septiembre de 1599 cuando rumores se han corrido
que Toledo está contagiada. Entonces los lugares donde Toledo se
proveía se guardan de ella. El pósito se encuentra sólo con 2.500
fanegas de trigo, o sea sólo con doce días de reserva. La gravedad de
la situación conduce los regidores a escribir al consejo real para
obligar los lugares los más próximos a vender SflOO fanegas. Esto
se completa los días siguientes por embajadas a las villas y lugares
con quien se tienen relaciones estrechas. Por ejemplo, el 11 de septiembre
el regidor Lorenzo de Mazuelas y el jurado Gerónimo de Toledo
van para Almagro a procurar «se abriese la entrada».
Este gran esfuerzo para proporcionar una alimentación abundante
se acompaña de una vigilancia estrecha de la calidad de las comidas.
Es así que se prohíben en 1565, 1584 y 1599 los pescados en
escabeche que con el calor eran susceptibles de corromperse y de
afectar el aire con ellos, como se pensaba. El 13-8-1599 se prohíbe
la venta de melones después de las diez, «so pena de perder lo que
se vendiere». También se impide vender leche que se puede perder
con el calor. En fin> los productos alimenticios procedentes de zonas
infestadas no se dejan vender bajo ningún concepto. Esto afecta los
conejos y la caza que viene de Mentrida y Casar de Prado como se
avisa a los obligados de conejos ‘~. Tampoco se deja entrar ni vender
en la ciudad el vino que producen los herederos de Toledo cuyas tierras
se encuentran en lugares apestados. El consejo de los médicos
Ibídem, 15-7-1599.
1122 Julián Monteniayor
que asesora la comisión de la salud está al origen de tales decisiones
y prohibiciones. Esto queda bien claro el 21-61599 cuando se decide
«que el pan nuevo no se cueza ni coma atento que es dañoso
para la salud y lo dicen los medicos’>.
Naturalmente> también se toman medidas para el agua, eterno
problema de Toledo. Las instrucciones al respecto para los azacanes
son precisas y no dejan lugar a dudas; hay que coger el agua fuera
de la ciudad: «que ningun azacan fuera osado de cargar agua para
vender si no fuere del rio llano. Y los que cojen agua junto a la
puerta del Cambron y vistillas de San Agustin vayan todos a henchir
a la otra parte de la puente de San Martin e los que traen agua del
edificio del agua e del barco hayan por ella fuera de la puente de
Alcantara, de la otra parte della donde se les señalara. - - » t
Se cuida también un poco más la higiene de las calles de la ciudad.
Los libros de Actas de los años de peligro epidémico abundan
en órdenes de barrer la calle y de limpiar los muladares que en tiempo
normal proliferan en todas las partes de la geografía urbana. Lo
que trata de conseguirse es que el aire no se corrompa. Esta preocupación
está presente en las otras medidas que se toman. El 12 de julio
de 1599 se hace constar que la ciudad tiene por costumbre de hacer
las mudanzas para el día de Nuestra Señora de agosto. Como la
región está enferma y que no hay que despertar la epidemia por grandes
movimientos el 14 de agosto se publica un pregón según el cuál:
«desde hoy en adelante se guarde o se amparen a los vecinos para
que no se muden asegurando a los duenos los intereses de sus casas
e a estos se les deja su derecho a salvo con los dueños de las casas
para que lo pidan como les convenga’>.
Del mismo modo se suprime también las almonedas que tenían
lugar en la plaza del Ayuntamiento. Cuando Juan de Burgos el 18-7
1599 solicita el permiso de hacer una, como albacea de Alvaro de
Benavente los regidores le mandan esperar 15 Además de las razones
ya referidas se trataba quizás también de evitar agrupamientos de
gente.
Las medidas que hemos expuesto hasta ahora son, como lo hemos
visto, fundamentalmente preventivas. Se trata de impedir la entrada
del mal o su nacimiento dentro de la ciudad. Para la cura se
aprovecha y se potencia el número importante de hospitales que
ya existen. En el verano 1598 se distribuyen más camas a varios de
ellos como son el hospital de la Misericordia, el de Santa Cruz, el
de San Nicolás y el de San Juan Bautista. Hay que notar que la
iglesia y algunos ricos particulares, como el regidor Fernán Franco>
‘4 íbidem, 31-5-1598.
~ AMT> Cartas> 1594.
Una ciudad frente a la peste: Toledo a finales del XVI 1123
ayudan dando camas ~. El Ayuntamiento se encarga de distribuirlas
y con la prolongación del azote epidémico> llega a organizar en casa
de Torres, ordinario de Madrid, un verdadero depósito para hacer
frente a lo que pudiera suceder.
Sin embargo, es afuera de la ciudad que los esfuerzos mayores se
hacen. Como las medidas tomadas que ya hemos visto, lo dejan suponer
es al exterior de los muros que se ha decidido curar los enfermos
de peste. El registro de la comisión de la Salud deja ver claramente
la evolución y el perfeccionamiento de las disposiciones que
se van tomando durante los cuatro años en que la peste acecha.
A principios del verano 1598 se pone una «Casa de la Salud» en
los Palomarejos, al lado de una venta cercana de Toledo. En un primer
momento los enfermos y convalecientes están juntos. Pero el 8
de julio los médicos piden que se separen los unos de los otros.
El año siguiente, cuando> con el calor, se produce un segundo máximo
epidémico, el número de casos aumenta de tal forma que hay
que llevar los enfermos a San Pedro el Verde con sus camas y para
ello se contratan a varios ganapanes”. Rápidamente las cosas cogen
un carácter más grave> ya que ihay que separar los enfermos de secas
de los otros. Estos últimos se mandan a Palomarejos. Por fin> la
epidemia rozando la Imperial ciudad> se toma la decisión de poner
la Casa de la Salud en el Hospital de San Lázaro> reservado habitualmente
para la cura de los tiñosos: «atento que van creciendo los
enfermos (en numero y que en) el hospital de la Salud ques la venta
de San Pedro no caben mas de 50 camas apretadas mucho> E questos
dias que son Domingo e Lunes> atento que hay sobre 100 enfermos
e habiendo sido ynformados de los medicos que bastaban estar
tan apretados; e para morirse aunque no tuvieran otra enfermedad
de estar descubiertos al sol. Y aunque la comision dejo haber alli
comodidad con unos colgadizos que comenzaron a hacerse para que
cupiesen se fue entendiendo ser de mas incombeniente. E visto la
importancia ques poner cobro y remedio en la dicha enfermedad de
los vecinos que viven dentro en las murallas. E habiendose hecho
muchas juntas pa holgar sitio e lugar conviniente no se hallo otro,
habiendo tomado parecer de medicos y alarifes, sino fue el hospital
que llaman San Pedro atento la fabrica del e ser acomodado para la
dicha enfermedad e cura> e que la dicha ciudad cuando quiso hacer
el espital general allí gasto muchos ducados de sus propios e advitrios
en la dicha fabrica» 18 Después de esta decisión se construye
allí una enfermería con puertas a la Vega se da una «casa capaz» para
los niños tiñosos y su retor.
16 AMT> S, 22-7-1598.
17 Ibidem, 15-7-1599.
1124 Julián Monte>nayor
Se encarga también a Lázaro de la Peña buscar sillas de manos
para que «desde que comience (el) anochecer haga pasar todos los
enfermos de la Casa de la Salud de San Pedro el Verde (a San Lazaro)
(.. -) e todo lo demas questa en la dicha Gasa de la Salud».
Habiendo encontrado por fin un lugar adecuado el Ayuntamiento
se encarga de buscar personal para atender a los enfermos, ya que
hasta aquel momento San Lázaro sólo cuenta permanentemente con
un cirujano, el licenciado Jurado. Se acaba contratando al licenciado
Gutiérrez. El 17 de agosto de 1399 se ordena poner el acuerdo
entre éste y la ciudad por escrito ‘ donde el escojiere, a su costa con que no sea propia de
la persona que la viviere. E se entiende que no ha de curar cirurgia
sino de medicina ques su arte (.) y que no ha de curar otra persona
que no fuere del dicho hospital». El salario está a la altura de los
riesgos; siete ducados por día. Además el licenciado Francisco Gutiérrez
consigue que se añada una cláusula por la cual tocara tres
ducados y medio durante todos los días en que no podrá entrar
en la ciudad después de la cura. Se le ponen medios materiales a
su disposición: dos sillas de manos cubiertas de angeo y cuatro ganapanes
para traer los enfermos. También la ciudad ha recibido
del doctor Zamudio de Alfaro «cien cuerpos de los libritos de su
parecer impresos> para la cura de los enfermos».
Naturalmente se piensa también en los socorros espirituales. El
21 de agosto se decide dar dos reales por día a Juan de Castro e]
clérigo que administra los sacramentos en el hospital. Esto> además
de los cinco reales y medio que le dan los curas de la ciudad.
Cuatro días antes> a un nivel más amplio, ante la progresión de
la enfermedad, el Ayuntamiento se había preocupado de conseguir la
protección divina para la ciudad. En efecto> había considerado que:
«atento a que, es justo que en esta otava de Nuestra Senora se acuda
a suplicar a Nuestro Senor por la salud comun de toda esta ciudad e
de los enfermos della> se pida a los conventos de los frailes (. -)
digan visperas, primeras y completas y maitines. Y el dia siguiente
digan las horas menores hasta nona> e la misa mayor, y la misa
mayor de la fiesta de la Asuncion de Nuestra Señora suplicandole
sea intercesora por la salud comun de esta ciudad» ~. Se nombran
regidores y jurados para concertarse con los conventos y ofrecer «la
~‘ íbidem, 17-8-1599.
Una ciudad frente a la peste: Toledo a finales del XVI 1125
limosna que quisieren llevar». Esas rogativas tuvieron lugar en los
conventos de San Pedro Mártir> San Juan de los Reyes> la Santísima
Trinidad, La Merced> Carmelitas Descalzas, San Bartolomé de la
Vega, Descalzos Franciscanos y en la Compañía de Jesús.
El Ayuntamiento de Toledo no se limitaba a tomar medidas contra
la peste para la ciudad> intervenía también activamente en la lucha
contra la epidemia en las aldeas y lugares. En esta acción aparece
la red de solidaridades entre la ciudad y su campo pero también el
control urbano sobre los pueblos circundantes. Ya hemos visto que
la ciudad manda informadores en toda su región. Estos no se contentan
con esta tarea y transmiten las peticiones de los pueblos que
visitan. Entre ellos la necesidad de ayuda médica aparece frecuentemente
y Toledo contesta favorablemente sobre todo cuando se trata
de pueblos de su tierra. De este modo van varios médicos a tratar
de dar un alivio. En 1598 el doctor Mudarra visita el Molinillo 21 Al
mismo tiempo el doctor Valle aconseja Nominchal para que escriban
a Toledo y <‘se les diese licencia de traer medico que les cure y medicinas’>
~. EL 30 de mayo se manda un médico para informarse de
las necesidades y el 4 de junio se envían 40 fanegas de trigo a dos
ducados cada una> precio de venta a los panaderos de Toledo, más
400 reales para comprar medicinas. Uno de los hermanos del hospital
del Corpus Christi se va también para curar los enfermos. Por fin>
el 11 de junio el Ayuntamiento interviene acerca del deán para que
el cura propietario de Nominchal vaya a dar la confesión a su
pueblo.
Poco tiempo después la enfermedad se declara en Burguillos, a pocos
kilómetros de la ciudad. Se decide ayudar sin dilación a la vez que
se pone alrededor del pueblo un cordón sanitario y que se cierran
todas las ventas del camino Burguillos-Toledo. Uno de los elementos
principales del socorro que se manda es el trigo. En efecto, se escogen
dos panaderos para proporcionar cuatro fanegas diarias de
pan cocido «y a de ver con que ni el que lo llevare ni el que lo recibiere
no se han de hablar ni comunicar mas de que a la vista se
lo dexe y el otro lo recoja» W Se toman las mayores precauciones posibles.
A pesar de estar fuera de la jurisdicción de Toledo, la Puebla de
Montalbán recibe también ayuda de Toledo quizá por las relaciones
comerciales. En una entrevista en la dehesa de Noalles a media legua de
la Puebla con un enviado de Toledo, el representante de la villa pide
2.000 ducados porque los ricos «se hallaban en necesidad de dineros
pa cojer sus panes y se sustentarse». Esta falta de liquidez se atri-
buye a las limosnas hechas a los pobres y a la «falta de orden para
vender sus frutos». Contestando a la petición de la Puebla> y atento
que el cabildo catedral va a ayudar con LOOO ducados> el Ayuntamiento
decide hacer lo mismo 24
Sin embargo> esta ayuda no se realiza a fondos perdidos. El concejo
y regimiento de la Puebla tienen que firmar escrituras obligándose
a la paga para San Andrés con 500 maravedís de salario al
cobrador, con comisión a la justicia real de Toledo y a los alcaldes
de Casa y Corte. Por otra> se designan personas particulares como
fiadores.
Estas condiciones son también las que acompañan las diversas
ayudas que la Imperial ciudad presta a su tierra. Se mantiene el control
sobre el campo circundante.
Esto se manifiesta también en las advertencias y órdenes que
se mandan a Los Yébenes, Orgaz, e incluso a Aranjuez, para que se
guarden de los mismos lugares que Toledo.
Como se ha podido ver> el sistema de defensa de Toledo contra la
peste es complejo y completo y el Ayuntamiento es su animador.
Cabe preguntarse ahora qué problemas se han planteado para su
funcionamiento y las consecuencias que ha tenido el episodio epidémico
sobre la municipalidad.
Se ha visto anteriormente la amplitud de los esfuerzos que Toledo
ha tenido que desarrollar para asegurar una alimentación suficiente
a la población> cuidar del funcionamiento de los hospitales y
ayudar a la tierra circundante. Esto suponía una serie de gastos
considerables y, por tanto, necesitaba unos recursos en proporción.
La prolongación del alerta hizo necesario> después de examinar lo
que podía sobrar de los derechos de la legua y de los Millones, imponer
un arbitrio de medio real por carnero y un cuartillo por oveja
para pagar los gastos. La decisión se toma el 22 de agosto de 1599
y el dinero iba a faltar a contar del día siguiente 2$ Estas dificultades
de la hacienda municipal se producen en el momento en que ciertos
ingresos de los propios como la «red del pescado» o la «casa de la
mancebia” se encuentran en baja por causa de la peste (prohibición
de entrada del uno y falta de frecuentación de la otra).
Las haciendas particulares sufrieron asimismo de la peste por
causa de las prohibiciones que afectan al comercio. Varios han sido
mencionados ya, pero hay que añadir la supresión de la feria de Segovia
en 1599 y el mismo año la prohibición por el corregidor de
Cádiz de la exportación de los bonetes a Berbería sólo cliente de este
género de mercancías. Tal embargo suponía una pérdida grave para
~4 Ibídem, 22-6-1599.
~ Ibídem, 21-22-8-1599.
Una ciudad frente a la peste: Toledo a finales del XVI 1127
un sector importante del artesanado toledano, ya que «los dhos bonetes
(..) dentro de un ano como se hacen> si no se usan se pierden
y apolillan con los calores del verano, y con la humedad del imbierno
se manchan...» ~. Amplias capas urbanas se enfrentaron con problemas
serios de trabajo y subsistencia.
La prolongación de la epidemia tuvo consecuencias para el funcionamiento
del sistema de guardia de la ciudad. Se había acudido un
tiempo sólo a los miembros del Ayuntamiento y «gente principal
y de confianza’> pero «la gente desa ciudad tenia por casa muy pesada
la dicha guarda y buscaban escusas y cosas fingidas y simuladas
para escusarse. Y cuando iban> muy tarde y a deshora y lo que peor
era que como no guardaban siempre unas propias personas no conocian
la gente’>. Por eso el 7-7-1598 ¿Juan Velluga de Moncada propone
emplear gente pagada. Esta solución se abandona rápidamente a causa
de su costo importante. Se vuelve a la solución primera pero las
repeticiones de órdenes de guardia durante todo el tiempo de la
epidemia demuestran cómo se relajaba la vigilancia. De hecho fue
sólo cuando las pujas estacionales de mortandad que Toledo se guardó
bien.
Cabe preguntarse a qué se debe el éxito relativo que tuvieron esas
medidas de seguridad. Como lo vemos por los anejos que publicamos
poco se puede atribuir a la medicina curativa de la época> aunque
los medios toledanos hayan actuado lo mejor que pudieron. Si hay
que tener en cuenta las condiciones internas a la propagación de la
enfermedad, la sistematización del aislamiento de Toledo puede ser
también uno de los elementos explicativos. Cierto es que este sistema
no era nuevo ni original y que para ciudades como Córdoba fracasó.
Sin embargo, el sitio de Toledo y en tiempo de amenaza el rigor con
que se aplicaron las medidas puede ayudar a comprender su éxito ~.
Por fin> hay que recordar que es con tiempo que la ciudad estaba
avisada de la llegada de la enfermedad y que se encontraba también
protegida por el cordón sanitario de la Corte en Madrid que, en este
caso, benefició a la Imperial ciudad.
2> AMT Cartas> 1594.
27 FORTEA PÉREZ, ob. cit. El 29-5-1599 el corregidor declara.-” (la guardia) se
vio el año pasado de que fue notable remedio y que se ponga carecí para poder
tener aparte a los que no guardaren los bandos y ordenes que Toledo diere».
1128 Julián Montemayor
APENDICE DOCUMENTAL
1599, abril, 1.
Informe del medico Diago Anes de Mudan-a (extractos)
AMT, Salud.
Peste es enfermedad vulgar comum, pessima y perniciosissima, de sordida
y profunda putrefaccion que contiene en si seminarios de profundo
contagio. Y es lethal matando a todos o los mas que da. Y es contagiosa
pegandose siempre de unos en otros. Hay cuatro especies de ella> de las
tres no hay agora necesidad que al presente se trate, sola la una hace
nuestro proposito porque es la que habra como tres anos empezó en
Vizcaya y se ha extendido por muchos pueblos de España hasta la Puebla
de Montalban y otros pueblos. La cual es de seminario pestilente inserto
en los vestidos o habitaciones. Nace y proviene de cualquier genero de
peste> pegáse a los que usan de los vestidos de los apestados o habitan
donde hay este maligno seminario.
Tiene estas señales que juntas todas son pathogmonicas (sic): fiebre
no intensa aunque desasosiega el enfermo en gran manera con angustias,
vomitos morfos y fatigas en el estomago> lengua negra o de vario color>
urina tenue aguosa o turbia subingual> excrementos hediondissimos, sin
gana de comer, sudor sin alivio> expiradon hedionda con dificultad> dolor
grande de cabeza, unas veces adormecido otras veces esvelado; pulso con
poco calor debil y desigual, en el cuero exteriormente salen pastillas y
manchas como de viruelas de mal color, arribancos, landres, incordios>
cualquiera de estos con dolores intensisimos.
En todos los enfermos que yo he visitado mientras asisti en el dicho
lugar y en los enfermos que había de mes y medio antes, se prueba por la
informacion hecha no haber habido tal enfermedad. Ni por las señales se
colige genero alguno de sospecha de ella ni de mal contagioso. Y los que
habian muerto antes se prueba que fueron otras enfermedades comunes
en todas partes como dolor de costado> anginas> inflamaciones del rostro
que son alombros, y de cojos y tercianas y calenturas continuas. Las cuales
enfermedades en todas partes sin contagio y sin sospecha en quinze
días no murío persona grande ni pequeña. Destos quinze dias asistí y visité
a los enfermos siete dias> todos sanearon. En ninguna casa de los muertos
murío otra persona aunque con los muertos trataron y menearon curándolos.
Y despues de muertos sus familiares durmieron en sus camas y se
vistieron sus vestidos. De todos los que sanearon y se murieron se prueba
que ninguno tuvo exteriormente señal de peste asi como son carbuncos>
postillos, secas ni landres. Los mas que murieron eran varones: en peste
suelen morir los más hembras y niños.
(Las enfermedades en los dos últimos meses) han sido dolores de cos-
NR Se ha modernizado la orthographia de] documento original.
Una ciudad frente a la peste: Toledo a finales del XVI 1129
tado y anginas; murieron algunos en pocos dias porque segun se prueba
en la información eran los mas achacosos y morbosos y enfermizos de
todos los del pueblo (..) Añadese a esto que para morir se dieron grandes
ocasiones también que no los visito medico porque no le tienen jamas en
el pueblo. Ni envian los mas por relacion o por pobres o por mal acostumbrados
como nos a sucedido estando por alli, que un vaquero vino del
campo con un grandissimo dolor de costado; y a otra muger la dio erysipela
que dicen albombra en el rostro; que son enfermedades que necesariamente
requieren sangrias mas que otras. Y aunque yo les mandava
sangrar no querian sangrarse por lo cual avise que los alcaldes le compeliesen
y se hallasen delante para sangrarlos como se hizo. Y la muger
sanó luego, y el hombre> como me vine> quedo en la fuerza de su enfermedad.
Muchos de los muertos> desta manera se prueba que no quisieron
aprovecharse de sangria (..); otros remedios ni alli los tienen y muchos
no envían tres leguas de alli por cosas y beneficios de botica, llegan tarde>
con mala sazon, y maltratados. Y aún donde hay medicos y se aprovechan
a tiempo de medicinas de botica, y no hay las malas aguas> y aires y mal
sitio que alli hay> vemos cada dia morir en breve por la gravedad de las
enfermedades. Y ansi no hay de que se admire y alborote nadie de los que
murieron, como se alboroto un medico de aquella comarca; que> morian en
breve algunos y se le puso en la cabeza que era peste, por no saver o advertir
que es peste y que senales tiene. Y ansi dejo una recepta en el dicho
lugar del Molinillo como para apestado que en medio de fuera de la gran
peste de la Puebla de Montalban no se podia dejar ni ordenar mas remedios
de peste. Este medico lo alboroto y causo desta manera la mala
fama que ha avido de peste dejando la dicha recepta alli firmada de su
nombre; que la informacion trae, mas para que conste donde nacio y se
estendio esta fama de peste. Hizo otro daño este medico, que en las Ventas
con Peña Aguilera donde visita, y en Menasalbas donde vive> avisó a la
justicia se guardase publicamente de los del Molinillo. De lo cual les han
venido muchos daños porque como el pan y vino traen de fuera> no lo
han hallado ni los han dejado entrar en puchlo alguno para comprarlo.
Ni han podido comprar ni vender para tener dinero; fuera destó, los gastos
que en las averiguaciones han hecho.. -
2
1599, abril, 23.
Instrucciones del doctor Mudarra para remediar la enfermedad en el Molinillo.
AMT, Salud.
— Regar con vinagre las calles y las casas. todas mañanas y las noches
hacer grandes humarados o hogueras de romero, cancueso, tomillo
y almoradux y enebro; y esto que dure casi toda la noche hasta por
la mañana se rieguen con vinagre las calles como dicho esta.
— Que no se hagan juntas en que se comuniquen unos con otros sino
que se hablen a diez pasos de distancia por lo mas.
1130 Julián Montemayor
— Que en una casa que se hubiere muerto algun enfermo o estuviere
malo no entre persona ninguna> sino que la casa se cierre; y la
ropa toda ella se queme sin quedar cosa ninguna, ni coman en los
platos y vasijas que hubieran comido ni beban.
— Que cada uno en su casa ha de apercibirse con una albornia y vinagre
con mucha juncia dentro de que huela toda la casa a ser
posible; y traigan debajo de la tetilla izquierda un pedazo de solíman>
a ser posible.
— Que enramen las calles con juncia, cantuesa y tomillo y alboradux.
— Que no coman cosas de pescados salados porque los tengo por sospechosos;
sino que coman pescados frescos> o huevos; y caza> que
para esto les doy licencia de comer carne a falta de lo que tengo
dicho.
— Que todos cuantos cayeron enfermos el primer día tomen 4 onzas de
este jarabe que taeran de la botica; y tengan el regimen de purgados
con el tomando dentro de dos horas una ascudilla de caldo; y comiendo
dentro de otra hora de como comieren el caldo> o a la hora
de las diez. Y el caldo se de ave
— Y las gargantas y partes donde salieren las seqillas se unten con el
ungento que también se traeran de la botica; y con otro unguento
que traeran de mas deste de por si> les unten a todos el corazon:
Guarden en todo el mejor regimiento que pudieren y Nuestro Señor
les de la salud que puede> que es la verdadera salud.
Las disposiciones para de-volver el hospital de San Lázaro a su destino normal
después de la epidemia.
Salud.
— Que se suele todo lo questa desolado en la iglesia y que adonde se
enterraron difuntos de secas y sarbuncos en la dicha iglesia no
se vuelvan a enterrar difuntos que no pasen primero> seis o ocho años
porque las sepulturas no se hicieron hondas> como por que la tierra
es alcacen y gasta poco los cuerpos.
— Que las salas adonde se curaron los enfermos de secas y carbuncos
se quiten todos los ladrillos manchados de gomitos de los enfermos
y se hechen otros ladrillos; y los que de aIli se sacaren no se aprovechen
en parte alguna sino sea primero quemandolos de la manera
y como quando se hacen de nuevo de sus hornos. Y se laben los
suelos son vinagre y se saumen las salas con romero y enebro y
otras cosas olorosas; y después se blanqueen de cal.
— Que unos camaranchones que hay en lo alto se taibiquen por que no
se pueda bien ventilar y el suelo se labe con vinagre y se desuellen
los ladrillos manchados y se blanqueen las paredes de cal.
Una ciudad frente a la peste: Toledo a finales del XVI 1131
— Que todo lo que esta en efermeria baja que sirvio para los enfermos
de secas y carbuncos como son los andos y otras cosas se quemen;
y se lave la enfermería con vinagre el suelo> y se saume, y se blanquee
de cal.
— Que se cierre una puertecilla que sale al cimenterio donde enterraban
los difuntos porque los niños salian por alli.
— Quel refitario adonde estuvo el hato de los que se morian entre
tanto que se llevaba a quemar se desempere y se vuelva a empedrar
de difíerentes ladrillos> no del mismo> e se blanquee de cal.
— Que se traiga el suelo adonde estaban los cuerpos de los difuntos
entre tanto que morian otros y caida la tierra que se saque e se
heche fuera de casa en el campo.(continuará).

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