CENICIENTOS LA PESTE 1598 (III)
taba el procurador de la villa de Almorox, que se llamaba Antonio Patio y allí tenia puesto el dinero y lo demás en una piedra que esta junto a la dicha colina. Y, apartado de nosotros hasta treinta pasos, nos ofreció en nombre de la dicha Villa todos cuantos regalos hubiésemos menester.
Nosotros, llenos de lagrimas, dimos muchas gracias a nuestro señor, porque aunque otro día antes, después de haber enterrado a un sacerdote, que era un espejo en que todos nos mirábamos por su bondad y llaneza y cristiandad con hartas lagrimas y tristeza le acompañaron todos cuantos hubo con salud así grandes como pequeños y luego que se hizo el entierro del clérigo el buen padre Pedro Ramos, Cuyas virtudes ya tengo dichas, comenzamos un llanto tristísimo, haciéndonos en buen cura una platica según que otras, los mas días acostumbraba con un entrañable amor del cual procedía en sus ojos dos arroyos de lagrimas, dijo:
hijas míos y amigos, como por nuestros pecados nos castiga Dios, no según merece la gravedad de nuestras culpas mas como padre misericordioso, conviene que pues así es, considere cada uno que hay la muerte a un lado y que, cuando mas dificultado este, le arrojara en la sepultura y venos que Dios nos va llevando los amigos vecinos y hermanos, Y que hoy por la mañana estaban buenos y que por la tarde los vemos puesto debajo de tierra y que vemos que los lugares convecinos nos desechan y los amigos particulares de. ellos nos niegan y todo nos falta y no Io hayamos ni nadie nos lo da ni nos quieren oír ni ver bien.
Parece que nos lo merecemos lo que resta es que alcemos los ojos al que nos crio y nos redimió: nos enviara el consuelo cuando vea que es menester. Estas y otras muchas cosas mas decía; siempre que hayaba alguien, lo decía; y luego dende a dos días quiso Dios que se acordase Almorox de regalarnos coma dicho tengo de mas de que hicieron procesiones y prerrogativas a nuestro señor con misas y oraciones suplicándole nos diese salud, prometimos de ir los que quedásemos a nuestra señora.de la piedad que esta cerca de la dicha Villa con una, procesión y muy solemne a darla gracias a la Virgen Santísima. Después de esto, y .recibida la limosna, que envió Almorox, y repartirla a los pobres y que todavía no cesaba de morir mucha gente y con mas prisa que hasta aquí, pues unos días se enterraban doce, otros quinde, otros veinte y días de veintidós y que este numero era sin bajar de esto todos los días del mes de julio y junio suyo dicho, su excelencia el marques de Villena aunque Se fue de Cadahalso y se retiro a Belmonte el viendo lo que pasaba en su tierra no se olvido de nosotros, que a los pocos días ,nos socorrió con quinientos reales que diesen a los pobres y el cardenal y Arzobispo de Toledo Don Bernardino de Rojas mi señor, que en aquel tiempo había tomado la posesión del Arzobispado pocos días antes también nos socorrió con mil reales con esto se hiba arreglando a los pobres con regalos con quien el cura y clérigo y justicia a si con ellos como con los demás tenían el cuidado posible y a veces haciendo mas de lo que podían que cierto era cosa maravillosa.
Y por una parte iban cura y beneficiados unos confesando y
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