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Vidrios castellanos de Cadalso de los Vidrios y de El Recuenco (II) D. BELINCHÓN YAGÜE

3.3.Estilo Artístico de Cadalso de los Vidrios.



La producción de los hornos de Cadalso tiene éxito en origen por la simplicidad de la decoración y de las formas.

Muchas de éstas son tradicionales, y fueron anteriormente usadas por la orfebrería. Más tarde durante los siglos XVI al XVII se ven influidas por las venecianas, recibidas a través de Cataluña, donde se imitan fielmente, aunque las castellanas resultan menos aéreas que las italianas en las que simplemente

se inspiran. Las tipologías se basan en la cerámica de la época, resultando piezas que formalmente recuerdan a las ya existentes, y estilísticamente están consideradas como producción a la façon de Venice. Al final del siglo XVII comienzan a tomar influencias andaluzas. En un primer momento se copiaron los motivos ornamentales de las lámparas musulmanas que se equilibran con las influencias venecianas, aunando la finura de las primeras y la originalidad y lo exótico de las segundas, pero siempre de forma sencilla, sin abigarramiento en la decoración.

Es muy característica una greca, que recorre las piezas, hecha de decoración de hilo en forma de “ochos” continuos horizontales, a veces recorrido en su mitad como eje de simetría horizontal por otro hilo. Generalmente las decoraciones añadidas suelen ser de color distinto a la pieza en esto se

especializaron en el color azul con óxido de cobalto.

Más tarde, el exceso de las influencias terminan con la originalidad de Cadalso, por lo que decae la producción de vidrio artístico y se restringe a la de uso doméstico. En el siglo XIX los hornos dejaron de trabajar, aunque se siguieran haciendo bombillas o vidrio plano para abastecer a un círculo muy reducido de la comarca.



4. RECUENCO

4.1.Historia de los hornos de Recuenco.

Ciudad situada en la zona limítrofe de Cuenca con Guadalajara, conocido hoy en día por el nombre de El

Recuenco (7), las noticias de sus hornos son mínimas, y sólo algunos nombres asociados a los hornos llegan hasta hoy, como Juan López y Pedro López , sopladores del siglo XV, o Martín de Murcia, que eleva la fama de este lugar al convertirse en suministrador de El Escorial en 1582 (8).

En los siglos XVII y XVIII la importancia de este lugar se iguala a la de Cadalso, y sus hornos se multiplican. La fábrica de D. Diego Dorado, que tenía lonja en Madrid, gozó de la

exención de quintas y levas en el alojamiento de sus emplea dos. Todo ello gracias a Felipe V, al que llevaba mucho tiempo suplicando distintas gracias: como el poder cortar más leña, el uso de la madera desligada, el acopio de barrilla sin impuestos, el poder vender al detall, etc (9). Pero hasta la

mitad del siglo XVIII (1755), no obtiene ningún favor de la Junta de la Corte, ya que juzgaba que había rendido de forma satisfactoria durante mucho tiempo y que, por lo tanto, no

consideraba que fueran necesarios alargar.

Los hermanos Don Joaquín y Don Diego Ruiz Dorado, hijos del anterior dueño, insisten en sus solicitudes de gracia cuando heredan la fábrica, sin por ello dejar de hacer vidrio de buena calidad. Este fue uno de los motivos por los que se les otorgó el asiento de los frascos de la Cava Real, la farmacia de Palacio y distintos establecimientos de Madrid para la venta de productos. Otros motivos fueron la fabricación de

géneros trabajados con esmero y la tradición en su familiacatalogada como pionera, obteniendo gracias a esto gran cantidad de encargos (10).

Además no tuvieron que pagar impuestos por el traslado de la barrilla, ya que las aduanas de provincias eran muy caras. Así pasaron de ser un pueblo con hornos a convertirse en industria.

Para no caer en la monotonía de la producción, y animados por las gracias reales, los hermanos decidieron, “por ser más útiles al rey” establecer otra fábrica que llamarían “Fábrica de cristales finos, entrefinos y planos”(11).

Así se da la introducción del cristal en Recuenco, ya que para trabajar en la construcción de esta fábrica trajeron de Alemania todos los operarios necesarios y sus técnicas, además de herramientas y máquinas para la construcción de la fábrica. Antes de terminar las obras se quedaron sin dinero y decidieron volver a pedir al rey doscientos mil reales del vellón, debieron suponer que como la producción del cristal

estaba tomando cada vez un valor más relevante frente al mercado exterior, se lo otorgarían, ya que el intento de producir cristal propio estuvo premiado con gracias reales.

De nuevo les fue concedido, pero bajo una serie de requisitos que ellos mismos ya habían planteado en la propuesta de acuerdo que presentaron a la Junta, adelantándose a la posible negativa. Entre ellas estaban: no impedir el uso de la fábrica en todo el año; que cualquier mina o descubrimiento de

leña, madera, barrilla etc, fuese con prioridad para ellos; que a cambio de dejar traer a los extranjeros, cada año enseñarían el oficio a seis jóvenes naturales del país para la producción no decayese por falta de operarios especializados; además entregarían puntualmente un estudio cada seis meses de la

fábrica y su producción, etc. Pero no se verificó ningún adelanto en la fábrica, y el

dinero recibido resultó insuficiente, por lo que esta empresa quedó sin terminar, con un claro abandono de la empresa.

Los hermanos Ruiz Dorado abandonaron sus proyectos, y solo pervivió la tradicional fabricación de vidrio en Recuenco hasta casi el siglo XIX.

4.2. Características generales de la producción de Recuenco. Gracias a la uniformidad en el criterio selectivo de las formas y materias primas, Recuenco tiene una gran producción a lo largo del tiempo. Se cree que esto se debe a la dirección de los hornos por una misma familia, la de Don Diego Dorado, y a la experiencia adquirida a lo largo de los años. A pesar de que el soplado estira la pasta hasta el máximo

posible, resultando piezas de poco peso y paredes de poco espesor, esta gran diferencia de peso respecto a otros hornos es uno de los elementos diferenciales a la hora de catalogar a

una pieza de Recuenco. El resultado, de todos modos es un tanto opaco, debido al gran número de burbujas y agujas que se ven en el interior y superficie de las piezas que junto a la ligera coloración verdosa que dan las arenas de Cuenca, característica que muchas veces se le ha atribuido por imitación

a otros vidrios como los andaluces, pero que en realidad es una característica unida al emplazamiento. Así se puede reconocer la única y primera pieza documentada y catalogada (12) en el Museo de Artes Decorativas como perteneciente a los hornos de Recuenco por Elena Ramírez Montesinos, aumentando la lista de museos que tienen piezas pertenecientes a estos hornos haciendo mención especial al Museo Arqueológico de Madrid.

La mayoría de las piezas se estiraban y pellizcaban por los bordes, a los que se aplicaban también filamentos de vidrio o “decoración de hilo” de distinto color para, además de decorar, mostrar la habilidad de los artífices.

Cadalso se ha llevado bastante más fama que Recuenco, y está mejor representado en el Museo de Artes Decorativas de Madrid; sin embargo, el segundo introdujo distintas decoraciones antes que el primero, como el lobulado y el craquelado, sin olvidar tampoco la técnica el cristal de tanta importancia

desde finales del siglo XVII y sobretodo XVIII, ya que no introducir esta técnica como producción en un horno significaba no poder competir con los hornos extranjeros. Lo que hace resaltar a Cadalso son los diseños de las piezas artísticas que elevan esta producción a la categoría de arte decorativa

aunque, tiene la propiedad de decorar sin más el material, no necesita de adornos o formas excesivamente elegantes, es el mismo material, su composición, la que hizo que fueran tan

apreciadas antes y ahora sus piezas.

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