Mi pueblo

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Un italiano en Cenicientos


Marco Coscia
En un restaurante español de Turín, decorado a lo “typical spanish”, hay entre otros un cartel taurino de Cenicientos, de una feria de los años 90.
Al verlo, fue la primera vez que me enteré de la existencia de este pueblo.
Cuando pude alargar mis conocimientos de aficionado, gracias a Internet, el nombre de Cenicientos se hizo para mi familar, porqué nunca se faltaba, en las primeras
webs taurinas y en sus foros, de comentar su feria, que cae alrededor del 15 de agosto, y en la que se acostumbran ver toros con importante presencia.
Aprendí que es la capital de lo que los taurinos conocen como “el valle del terror”.
Luego pude ver unas corridas televisadas desde allí, y comprobé que la cosa estaba interesante, tanto de vencer mis resistencias a viajar en agosto, cuando todo el mundo se mueve y las cosas se
hacen mas complicadas.
Detesto el tipico 15 de agosto en la playa. La única arena que me gusta ver es la de una plaza de toros, y por lo tanto este año en lugar de quedarme en casa o de pasar unos dias en el pueblo de los Alpes de toda la vida, me decidí a seguir el sabio consejos de unos amigos de “La Cabaña
Brava” que hace ya tiempo que descubrieron ese pueblito ubicado en un rincón del mapa de la Comunidad de Madrid, a 775 metros de altura.
Gracias a ellos he pasado unos días en un auténtico paraiso tauroenogastronómico.
La receta es sencilla: con un grupo de maños ya reconocidos por los indigenas, se alquila una casa rural (son muy elegantes y confortables), se compra el abono a los toros (que tampoco es muy
caro, teniendo en cuenta los precios en las plazas de tercera, que cobran como si fueran de de primera), y se pasan cuatro dias entre toros, fiestas y verbenas, con buenas comidas regadas de excelentes caldos de la tierra, en un agradable entorno natural, como el de la Sierra Suroeste
de Madrid. Para ser respetuosos con el medio ambiente y evitar el inecesario
consumo de papel, el abono a los toros no es un acordeon de entradas, es una tarje
tita con los espacios para pinchar en cada festejo.
En Cenicientos hay una feria taurina pero no hay Plaza de Toros. Se construyó un edificio,
que desde lejos, y tambien de cerca, parece una plaza de toros, llamado “Centro Multifuncional”, inaugurado, con una corrida de Carmen Borrero, el 14 de Agosto de 2006 (vi el festejo televisado por Telemadrid).
El primer torero que mató y cortó una oreja a un toro fue Luis Miguel Encabo. Antes me cuentan que se montaba una portatil, que temblaba cada vez que salia un toro y remataba en tablas.
Al “Centro Multifuncional” no le falta casi nada: hay ruedo, callejón, gradas, toriles, desolladero... por lo tanto es evidente su multifuncionalidad, como para poderlo utilizar para desfiles de moda, eventos deportivos, concursos de baile u obras de teatro. Lo único que realmente hace falta son corrales, porque los toros de la tarde se desencajonan a las diez de la mañana, a la vista de muchos aficionados o simples curiosos, tras haber llegado con el camion, y haber dormido en
el mismo trasporte aparcado allí cerca. La mayoria de la gente que asiste al enchiqueramiento,
en cambio, casi no ha dormido, porque las noches de verbena y cubatas son muy largas…
Por la tarde, cuando el pueblo se despierta, acercándose ya la hora de la corrida, la gente
se va a la plaza siguiendo el rastro de las peñas (los azules de “Atalajacalareja”, los rojos de la “Fuerte Movida” y los amarillos de “Los que faltaban”), con sus respectivas charangas que amenizarán la función entre toro y toro. Al salir el último tocaran, rigurosamente no al unísono, sino cada una a su aire, la “Jota de los Toros”. Pero, aparte estos detalles pueblerinos,
como la costumbre de tocar musica (eso si, muy bien) en todas las faenas de muletas por
la Banda Municipal, las monumentales meriendas, y algún que otro desmán en el tendido -como arrojar harina, salpicar a la asistencia de sangria, o rifar un jamón entre el respetable vendiendo las papeletas durante la lidia-, las corridas que salen son tradicionalmente muy serias y bien presentadas.
Salen toros que es difícil ver en la misma Madrid o en Pamplona, que en Sevilla serian considerados una barbaridad, y que se pueden comparar con los que salen en Francia
en plazas como Ceret o Vic Fezensac. Por eso en la feria nunca faltan los franceses que
se desplazan a la plaza “corucha”, y con mucho gusto he encontrado amigos de Ceret
que suelo ver siempre en su casa.
La primera corrida de esta edición 2008 ha sido un magnifico encierro de Alcurrucén,
ganadería considerada comercial que aquí se esmera y presenta unos toros del gusto de
los aficionados toristas. Una edad media de 5 años, un trapío impresionante, una casta y
una movilidad que han sembrado el pánico y el desconcierto en las cuadrillas. Todas las
banderillas han sido colocadas de una en una, con la honrosa excepción de las puestas
por el proprio Encabo, que fue el único coletudo que matuvo cierta dignidad. Hasta le
dieron una oreja en su ultimo toro, y digo último y no segundo, porque tuvo que matar
cuatro, y torear tres, al ser “Josellillo” cogido al entrar a matar su primero.
Para ratificar la fama sangrienta de Cenicientos, el dia siguiente saltó al ruedo una corrida de
Osborne falta de fuerzas y sosa. El simple hecho de que unos toros enarbolen una cornamenta
escandalosamente larga (eso dicen los taurinos, nosotros decimos integra) ha provocado
una cornada tonta pero fea a Luis Vilches, que compartía cartel con el desconocido colombiano “El Gino” y con “Serranito”. El petardo de Osborne estaba anunciado, parece que entre la dificultad de encontrar toros aptos para Cenicientos ahora que Francia ha vuelto a no poder contar en una retrasmisión televisiva, todo se conjuró para que esta corrida bajara el nivel de la Feria.
Nos contaba el amigo Sergio Saavedra, que con su hermano Luís produce allí un buen vino ecológico, que por poner en la etiqueta de su vino “Corucho” la imagen de la cabeza del toro del monumento del pueblo, las bodegas Osborne les pusieron un pleito juicial (se creen que tienen la exclusiva del toro), que fue resuelto a favor de nuestros amigos. El toro de Osborne no se puede
confundir con el toro Corucho, y eso ha sentado jurisprudencia.
El borrón del dia anterior ha sido remediado con la corrida del dia 16, una grata sorpresa,
siendo la ganaderia anunciada de Corbacho Grande poco conocida y además con la carga de su prodecencia Marques de Domecq. Para nuestro regocijo, han saltado al ruedo cinco toros buenos, tanto para el aficionado como para el torero, y uno, el sexto, excelente, que tenía un motor y una
clase fuera de lo común, tanto que a petición
del público -los primeros los amigos franceses- le fue otorgada una vuelta al ruedo póstuma. El toro se llamaba “Diácono”, y le tocó al joven pero inexperto José Maria Lázaro, que hizo mucho con estar delante y matarle con dignidad. Los otros dos alternantes del día tuvieron éxitos diferentes: un sainete para López Chaves, a pesar de la calidad de su lote, y un relativo triunfo
populista de Iván García, sobre todo por sus tercios de banderillas a lo Fandi, quizás con más pureza. Se le agradece que no aburrió, y también algún que otro quite a cuerpo limpio
que tuvo que realizar por la falta de los otros lidiadores.
La corrida del domingo 17 era la de mas expectacion, por ser la de Escolar Gil, triunfadora
en la pasada feria y con la fama de los recien conseguidos extitos en Vic y en Ceret. Lastima que al no estar “El Fundi”, yerno del ganadero, de director de lidia, los profesionales se la cargaron. Los toros no eran, por cierto, la punta de camada, la corrida venia desigual, pero siempre en el tipo de la casa y en comportamento fiel a su estilo.
La falta de fuerza que en algún caso se pudo ver, ha sido, en mi opinion, provocada por las largas y asesinas varas a las que los toros han sido sometidos, por parte de una caballeria acorazada que sin honor ni valor ha venido al rescate de una infanteria totalmente derrotada y rendida. Ni “Rafaelillo”, en otras muchas ocasiones valiente, pero aqui totalmente inhibido, ni Aguilar, ni sus
respectivas cuadrillas, han podio con sus toros. Robleño pasó desapercibido, pero sin deshonor. En el último toro el peonaje perdió totalmente los papeles, y hasta se llegó a picar salvajamente el toro a tercio cambiado.
El publico, que ya venia cabreado, perdió totalmente la paciencia y la bronca fue de órdago, con lanzamientos de proyectiles al varilarguero felón.
Mientras las cuadrillas salian de la plaza en un ambiente algo mas que crispado, acompañadas
por la Guardia Civil , escuchamos al subalterno de “Rafaelillo”, Maxime Ducasse, que le decía
a su jefe: “Yo aqui no vuelvo más”. Pues él se lo pierde, yo pienso volver.
Con los amigos Carlos, David (el Presi) y Félix “Cardeno”, los tres maños, los “coruchos” (Vicente y su familia, auténticos maestros carniceros, proveedores de delicioso jamón, los Saavedra, bodegueros ecológicos, y todos los vecinos de este pueblo acogedor), Bill , Richard y los otros amigos de Ceret, los que han venido de Madrid y hasta de Mérida, lo hemos pasado de maravilla,
y si Cenicientos se mantiene fiel a su linea en cuanto a toros, pienso repetir.
Materia prima tienen, la gente quiere ver toros y no les importa mucho de los toreros y de sus “exigencias”. Ya con la plaza (perdón, el centro multifuncional) de obra se pueden mejorar algunas cosas, en cuidar un poco más la suerte de varas y la lidia (a versi le encuentran una ubicacion correcta a los caballos en el ruedo), quizás en tener unos corrales. También les animamos a los amigos coruchos a organizar unas tertulias taurinas para presentar la corrida y posteriormente comentarla. Pero, que no se pierda la esencia, y que se mantenga la base, que no
puede ser otra cosa que EL TORO.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha parecido muy interesante este artículo. Me gustaría poder seguir leyendo curiosidades sobre ese bonito pueblo y su fiesta taurina......
Un saludo